19 junio 2011

Mejor historia de abril por Nune

 La Maldición del viento

Desde lo alto de aquella colina, Violeta contemplaba lo que hace tiempo fue su vida. Añoraba tanto volver a sentir su cálido cuerpo, sus dulces abrazos a la luz de la luna, que decidió retar al cielo y quedarse a su lado. A cambio y como castigo a su rebeldía, tuvo que cargar con la maldición del viento, nunca más volvería a ser visible para nadie, ni tan siquiera para él.
Ella siguió observándolo en la distancia, siempre desde las alturas de aquella montaña fría y nevada que congelaba su alma con cada lágrima que brotaba de los ojos de su amado Christian. Cada noche, mientras el dormía, bajaba y se acunaba a su lado, intentando captar el calor de su cuerpo y sentir su respiración. Era tan doloroso verlo dormido con el camino ya seco que dejaron sus lagrimas, que sentía la necesidad de despertarlo cada noche. Pero hoy era diferente, necesitaba que el supiera que ella seguía a su lado, que no se había quedado solo en aquel valle encantado y sombrío, que siempre lo había protegido y lo anhelaba tanto como él a ella. Necesitaba darle un último beso.
Violeta se concentró en sus ojos, ahora cerrados y relajados. Lo miró fijamente deseando que despertara, pero nada sucedió… Apenada ante el fracaso, removió con una suave brisa sus cabellos, pero lo único que consiguió fue que el se estremeciera, apretando con más fuerza el revoltijo de mantas con las que se cubría. El sentimiento de impotencia que sentía fue la gota que colmó su baso, el que estaba lleno de desesperanza y dolor, dolor por no poder tenerlo, tristeza por no poder consolarlo. Violeta lo entendió y se prometió que nunca jamás volvería a ese lugar, junto a él y por el bien de los dos. Ya era hora de partir para siempre.
Su cuerpo se empezó a convertir en brisa, una gélida brisa que formaba una débil silueta de mujer, alta y esbelta de cabellos azabaches y ondeantes al viento. Fue en ese justo instante cuando notó la caricia cálida de Christian en su cabello. Se quedó paralizada ante aquel roce, se negaba a darse la vuelta, todo era demasiado hermoso para ser real, temía que si se giraba, la alegría de imaginar a Christian a su lado, observándola, se fuera a desvanecer. Pero no fue así, su amado estaba ante ella, con su mano aferrando su torturado corazón, como si temiera lo mismo que Violeta, que todo aquello fuera una cruel visión y su corazón se fuera a romper en mil pedazos. Violeta dio un paso hacia él mientras que las ondas de su cuerpo se calmaban y así poder mostrar lo que alguna vez fue para él, hace tanto ya. La mano de Christian se alzo temblorosa para acariciar su mejilla, cual fue la sorpresa de ambos, que lo sintieron tan real como antaño.
Era cierto, el destino había jugado bien sus cartas, fue cuando Violeta lo entendió todo; no hay mayor acto de amor que la libertad, ella estaba dispuesta a desaparecer para siempre para evitar que su amado siguiera sufriendo. Y gracias a eso, ahora sabía que tenía una última oportunidad para despedirse, para poder estar con él y amarlo hasta que su cuerpo se desvaneciera para siempre.


Por petición de ella, he puesto la canción en la que dice que se ha inspirado esta historia :)

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