LLORAR MARIPOSAS
Ser infiel al mundo por un amor, ¿es traicionar a la tierra?, si su patria eran sus ojos, ¿a dónde pertenecía realmente?
Fiorella había perdido el honor, según se decía por ahí, Fiorella había dejado de lado las buenas costumbres y se había enamorado antes de tiempo, como si el amor tuviera reloj, ¿cuántas cosas extrañas se pueden oír en el mundo?, al parecer, no hay límites.
Se había enamorado de un sueño, de un ángel o de un fantasma creado por ella misma, no lo sabía pero se había enamorado, eso, ella no se lo cuestionaba, testigo había sido su sangre y su pecho, el dolor en el corazón no era producto de su imaginación, había amado, había entregado todo por ese amor y el dolor que sentía era prueba suficiente de ello.
Ivar, era el nombre de su amor, el dueño de su delirio, su patria, su hogar.
En sus ojos color madera, Fiorella se acurrucaba suavemente y se ungía con ellos en tersa y sedosa miel, todo desaparecía a su alrededor cuando Ivar aparecía en su cama.
Sus pieles se entrelazaban y formaban un solo camino, se dedicaban caricias que se enredaban en la sangre de cada uno y emergían a la luz del día para perderlos nuevamente en un mar de aromas perdurables y arrebatadoras.
Su cabello rubio y lacio, se mezclaba con el de ella más oscuro y ondulado, que se entrometía en los besos tibios del amor temprano de ellos dos, las risas cómplices no faltaban al encuentro y se confesaban fantasías inocentes, se prometían amor eterno, se juraban lealtad.
Los ojos azules de Fiorella no habían visto nunca algo tan maravilloso como era su Ivar, porque era suyo, así lo sentía y así quería que fuera para siempre, lo admiraba, lo amaba, Ivar era todo lo que ella siempre había querido, esperado, pedido, aunque nadie lo entendiera, aunque nadie compartiera aquello con placer, ellos se amaban y nada más hacia falta.
Por eso, Fiorella había decidido regalarle a Ivar, su tesoro más preciado.
Una de esas tantas noches en que su varón rubio apareció en su cama, se lo ofreció, la vergüenza subió a sus mejillas y el brillos de los ojos de él, refulgieron de amor y pasión bajo la luz tenue de la luna menguante.
Los brazos simples de hombre fuerte la abrazaron por la espalda, acariciando su piel, dibujando formas en ella, ambos acuclillados en la cama sedosa, a los dos se les iba el mundo en ello.
Los besos cortos y aromáticos de él acariciaban la piel blanquecina y erizada de Fiorella, que mantenía sus manos en los hombros pulidos bajo el hechizo de algún Dios de Ivar, sus ojos seguían cerrados pero su corazón permanecía abierto y sabía bien, que él sentía lo mismo.
Poco a poco, Ivar empujó el cuerpo dulce de ella contra las sábanas perfumadas, la fue observando, contándole que la amaba, que la cuidaba, que no iba a hacerle daño, los ojos azules de ella lo tranquilizaban a la par que lo encendían por completo.
La dejó estirada y se quitó su camisa, dejándola a un lado, como un mero trozo de ayer que ya no vale la pena conservar, sin quitar sus ojos de la mirada de ella, bajó hasta sus labios, los que besó despacio viajando luego con su boca por todo su rostro mojado por el sudor, rió apasionado y gracioso, amaba a esa niña.
Las manos de Fiorella visitaron cada trozo de piel de la espalda de su amado, notando el efecto que sus dedos surtían en él, lo miraba azorada y enamorada hasta el último de sus huesos.
Ivar bajó una de sus manos y la colocó en uno de sus muslos tersos y virginales, deslizó su piel a través de la de ella y notó cómo los músculos se tensaban y la mirada de su amada le pedía que la amara aún más si cabía.
Subió la tela que caprichosamente hacía el intento por cubrir aquello que él anhelaba ver, lentamente y se la quitó, dejando la mitad de su cuerpo desnudo y dejando desnuda por completa su alma, era hermosa.
Dibujó con sus dedos, la fina línea que recorría desde su ombligo hasta su garganta, modelando cada figura perfecta, sin apuros ni arrebatos, deseaba saborear cada rincón de ella, y aprender juntos el arte maravilloso de amar sin condiciones.
Luego hizo lo mismo con su boca, dejando un húmedo camino de besos en todo su pecho, tomó una de las manos de ella y se la puso en su propio corazón para que pudiera notar lo desacompasado de su latir, que hervía de amor por ella, que le gritaba que la amaba, que la deseaba.
Ella acarició su cara con dedicación y pasión, y la acercó a la de ella, besándolo sin urgencia, dejando que el fuego los cocinara poco a poco.
Ivar se quitó los pantalones y sopló la pequeña vela que había encendida, la luz le molestaba, ¿para qué ver lo que puedes dibujar con las manos?, la luz de la luna, era suficiente para ambos.
Se dejó caer sobre ella, subiendo peldaño a peldaño la escalera hasta el cielo.
Ambas miradas se conectaron en un gemido ahogado y el ritmo tranquilo que llevaron los dejó apreciar todo ese amor que brotaba por sus poros e inundaba luego el aire haciendo florecer el placer por todas partes.
Los gemidos, mezcla de placer y dolor carnal, formaron el poema de amor más hermoso oído por alguno de los dos, a escondidas del tiempo, se amaron, se entregaron el uno al otro, para siempre.
Así recordaba Fiorella aquella maravillosa noche, rota y última noche en que había visto a Ivar.
Ya no tenía sitio al que ir, su amor no estaba y nadie le ofrecía un solo recuerdo de él, nadie, pocas cosas tenían sentido ya.
Todos la desterraban pero ¿cómo desterrar a alguien de donde no pertenece?
Las lágrimas de dolor eran su prueba más firme de que su amado caballero había sido real, en cada gota salada que dejaba un surco ácido por dentro, había una palabra de amor para él, un recuerdo de su voz, de su olor, por eso, Fiorella soñaba que sus lágrimas se volvían mariposas que volaban directo hacia los oídos de él, para que las pudiera escuchar para que supiera que ella también había sido real.
Por eso era que no dolía tanto, si lloraba mariposas.
Fiorella había perdido el honor, según se decía por ahí, Fiorella había dejado de lado las buenas costumbres y se había enamorado antes de tiempo, como si el amor tuviera reloj, ¿cuántas cosas extrañas se pueden oír en el mundo?, al parecer, no hay límites.
Se había enamorado de un sueño, de un ángel o de un fantasma creado por ella misma, no lo sabía pero se había enamorado, eso, ella no se lo cuestionaba, testigo había sido su sangre y su pecho, el dolor en el corazón no era producto de su imaginación, había amado, había entregado todo por ese amor y el dolor que sentía era prueba suficiente de ello.
Ivar, era el nombre de su amor, el dueño de su delirio, su patria, su hogar.
En sus ojos color madera, Fiorella se acurrucaba suavemente y se ungía con ellos en tersa y sedosa miel, todo desaparecía a su alrededor cuando Ivar aparecía en su cama.
Sus pieles se entrelazaban y formaban un solo camino, se dedicaban caricias que se enredaban en la sangre de cada uno y emergían a la luz del día para perderlos nuevamente en un mar de aromas perdurables y arrebatadoras.
Su cabello rubio y lacio, se mezclaba con el de ella más oscuro y ondulado, que se entrometía en los besos tibios del amor temprano de ellos dos, las risas cómplices no faltaban al encuentro y se confesaban fantasías inocentes, se prometían amor eterno, se juraban lealtad.
Los ojos azules de Fiorella no habían visto nunca algo tan maravilloso como era su Ivar, porque era suyo, así lo sentía y así quería que fuera para siempre, lo admiraba, lo amaba, Ivar era todo lo que ella siempre había querido, esperado, pedido, aunque nadie lo entendiera, aunque nadie compartiera aquello con placer, ellos se amaban y nada más hacia falta.
Por eso, Fiorella había decidido regalarle a Ivar, su tesoro más preciado.
Una de esas tantas noches en que su varón rubio apareció en su cama, se lo ofreció, la vergüenza subió a sus mejillas y el brillos de los ojos de él, refulgieron de amor y pasión bajo la luz tenue de la luna menguante.
Los brazos simples de hombre fuerte la abrazaron por la espalda, acariciando su piel, dibujando formas en ella, ambos acuclillados en la cama sedosa, a los dos se les iba el mundo en ello.
Los besos cortos y aromáticos de él acariciaban la piel blanquecina y erizada de Fiorella, que mantenía sus manos en los hombros pulidos bajo el hechizo de algún Dios de Ivar, sus ojos seguían cerrados pero su corazón permanecía abierto y sabía bien, que él sentía lo mismo.
Poco a poco, Ivar empujó el cuerpo dulce de ella contra las sábanas perfumadas, la fue observando, contándole que la amaba, que la cuidaba, que no iba a hacerle daño, los ojos azules de ella lo tranquilizaban a la par que lo encendían por completo.
La dejó estirada y se quitó su camisa, dejándola a un lado, como un mero trozo de ayer que ya no vale la pena conservar, sin quitar sus ojos de la mirada de ella, bajó hasta sus labios, los que besó despacio viajando luego con su boca por todo su rostro mojado por el sudor, rió apasionado y gracioso, amaba a esa niña.
Las manos de Fiorella visitaron cada trozo de piel de la espalda de su amado, notando el efecto que sus dedos surtían en él, lo miraba azorada y enamorada hasta el último de sus huesos.
Ivar bajó una de sus manos y la colocó en uno de sus muslos tersos y virginales, deslizó su piel a través de la de ella y notó cómo los músculos se tensaban y la mirada de su amada le pedía que la amara aún más si cabía.
Subió la tela que caprichosamente hacía el intento por cubrir aquello que él anhelaba ver, lentamente y se la quitó, dejando la mitad de su cuerpo desnudo y dejando desnuda por completa su alma, era hermosa.
Dibujó con sus dedos, la fina línea que recorría desde su ombligo hasta su garganta, modelando cada figura perfecta, sin apuros ni arrebatos, deseaba saborear cada rincón de ella, y aprender juntos el arte maravilloso de amar sin condiciones.
Luego hizo lo mismo con su boca, dejando un húmedo camino de besos en todo su pecho, tomó una de las manos de ella y se la puso en su propio corazón para que pudiera notar lo desacompasado de su latir, que hervía de amor por ella, que le gritaba que la amaba, que la deseaba.
Ella acarició su cara con dedicación y pasión, y la acercó a la de ella, besándolo sin urgencia, dejando que el fuego los cocinara poco a poco.
Ivar se quitó los pantalones y sopló la pequeña vela que había encendida, la luz le molestaba, ¿para qué ver lo que puedes dibujar con las manos?, la luz de la luna, era suficiente para ambos.
Se dejó caer sobre ella, subiendo peldaño a peldaño la escalera hasta el cielo.
Ambas miradas se conectaron en un gemido ahogado y el ritmo tranquilo que llevaron los dejó apreciar todo ese amor que brotaba por sus poros e inundaba luego el aire haciendo florecer el placer por todas partes.
Los gemidos, mezcla de placer y dolor carnal, formaron el poema de amor más hermoso oído por alguno de los dos, a escondidas del tiempo, se amaron, se entregaron el uno al otro, para siempre.
Así recordaba Fiorella aquella maravillosa noche, rota y última noche en que había visto a Ivar.
Ya no tenía sitio al que ir, su amor no estaba y nadie le ofrecía un solo recuerdo de él, nadie, pocas cosas tenían sentido ya.
Todos la desterraban pero ¿cómo desterrar a alguien de donde no pertenece?
Las lágrimas de dolor eran su prueba más firme de que su amado caballero había sido real, en cada gota salada que dejaba un surco ácido por dentro, había una palabra de amor para él, un recuerdo de su voz, de su olor, por eso, Fiorella soñaba que sus lágrimas se volvían mariposas que volaban directo hacia los oídos de él, para que las pudiera escuchar para que supiera que ella también había sido real.
Por eso era que no dolía tanto, si lloraba mariposas.
4 comentarios:
awww que hermosa historia!!!
DIOS , YO YENIA TANTAS GANAS DE PARTICIPAR EN ESTE CONCURSO!! pero, con esto del tiempo no me ha quedado ni un solo minutito para insirarme en la imagen...PERO, TE PROMETO QUE PARA LA PROXIMA PARTICIPO!
haha, esta me ha gustado mucho, FELICIDADES A LA AUTORA!
te mando un beso Eli, espero que tengas un genial inicio de semana!
aatte:
withney
(wm-lca.blogspot.com)
pd: QUE PASO CON LAS CRONICAS DE ERICKA? hahaha, no quiero parecer stoker, pero, QUIERO SABER MAS DE LA HISTORIA!
Aaay que bonita historia y que triste!! ;-; pero...porqueee?? Me ha conmovido T_T
Pd: al igual que withney, quiero saber mas de la historia!!
Que difícil me lo hacen!!!! y yo con ideas borrosas! ajajajaja
que lindo relato!!! pero tan triste!! que pasó!! por qué ya no están juntos!!! ohhhhh que dolor!!!! que penita!! precioso!
besooos!
y gracias encanto por pasar;D muuuuuaxxxx
linda historia!
te llego la mia??
tienes un premio en mi blog: http://mividaimpredecible.blogspot.com/2011/03/premios.html
:D
Publicar un comentario
Puedes expresar cualquier opinión pero siempre con educación, que no cuesta nada!!
Espero veros más por aquí!^^
besoss y mil gracias!! :)